No hay Problema sin Solución – Blanca Rosa Valles Beltrán

No hay problema sin solución

por Blanca Rosa Valles Beltrán

“¿Porqué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?”

Marcos 4,40

Muchas veces nos encontramos frente a una gran tribulación, esto es, un problema que consideramos imposible de resolver, mismo que puede ser en su caso la enfermedad incurable que sufrimos, de algún familiar o amigo, una mala racha económica que ya parece estable en nuestras vidas, falta de oportunidades de trabajo, problemas de drogadicción o alcoholismo, pornografía, ausencia de comunicación con nuestro cónyuge o padres y crisis matrimonial, un pariente en la cárcel, incomprensión, burlas y desaires de otros, discriminación, tus padres, marido o hijos se niegan a recibir a Cristo, así como problemas legales; o bien al ver el desastre ocasionado por el terremoto en Haití, sentimos temor ante las fuerzas de la naturaleza que somos incapaces de controlar, solo por mencionar algunos; sin embargo, si consultamos el evangelio de San Marcos 4, versículos 35 al 41, encontramos que Jesús, quien lo sabía y sabe todo cuanto acontece y vendrá, de noche, invitó a sus discípulos a pasar al otro lado del mar, en una barca; mientras él se durmió en la popa sobre un cabezal, una gran tempestad de viento echó las olas en la barca y esta comenzó a inundarse; la situación escapaba a una solución lógica de los discípulos, por tanto, lo despertaron para preguntarle si no tenía cuidado de que perecieran; entonces, el Señor se levantó y reprendió al viento y ordenó callar y enmudecer al mar y enseguida dijo: “¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?” y entonces dice la biblia que temieron con gran temor, que no es otra cosa que guardar respeto a Jesús y se decían: “¿Quién es este, que aun el viento y el mar le obedecen?”.

En ese contexto, yo te invito a reflexionar que tu amado Jesús ya sabe qué problema tienes o tendrás y ya tiene la solución para ti, el ya conoce la oscuridad que te rodea, las olas que han caído en tu barca y que corres el riesgo de perecer ahogado, sabe cuál es ese problema que te acongoja y no te deja dormir y en qué consisten tus temores, no obstante, te invita a cruzar del otro lado, en ese camino que te lleva a cumplir el propósito que él tiene para ti en cualquier ámbito que te desarrolles, en esa invitación a ser su discípulo, a anunciar el evangelio por todas las naciones y ser otro Cristo vivo para regresar al Padre, te invita que consideres que al igual que sus apóstoles no estás solo, él te invitó y escribió tu nombre en el libro de la vida, por tanto, va contigo aunque parezca que está dormido y que no se da cuenta de todo; así, aun cuando la tempestad sea fuerte y tu problema parezca imposible como un evento de la naturaleza, el cual por tus propias fuerzas no puedes resolver, quiere que acudas a su presencia, sin dudar, de manera alegre, pues está allí a tu lado esperando por ti; quiere que no sufras, que tengas fe y aun dentro de la tribulación te goces de su compañía, pues al saber que él está contigo, ninguna fuerza adversa podrá ser mayor que su protección y cuidado.

Por otra parte, si sabemos que la -fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve- (Hebreos 11,1) y él nos reclama que tengamos fe y que no nos preocupemos, que demos por resuelto el problema, que lo declaremos así, aunque en el mundo material estemos viendo lo contrario, pues su respuesta está en camino, ya que su presencia está con nosotros; en ese sentido, con esa convicción de que todo lo podemos en Cristo, debemos ordenar con seguridad y convicción a esa tribulación que calle, que enmudezca, que se vaya y con autoridad remembrar ese sustento de la palabra para acallar tempestades en su nombre, pues no hay problema que no pueda ser resuelto ni viento que no pueda ser callado en el nombre de Jesús.

Tengo paz y sosiego porque tú estás conmigo. ¡Te alabo mi Señor!

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Escrito para www.devocionaldiario.com

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